Nadie creyó que esto sucedería, nadie se imaginó nunca que en el año 2020 se paralizaría el mundo, la sociedad y la economía por un agente infeccioso microscópico que no se veía venir.
Podría tratarse tranquilamente de un guion cinematográfico. Un año lleno de trabajo, proyectos e ilusiones en el que a todos nos robaron el mes de abril, como dice Joaquín Sabina en su canción, y en el que “Resistiré” del Dúo Dinámico se convirtió en nuestro himno.
Resistir del latín “resistĕre” quiere decir tolerar, aguantar, combatir, y es uno de los verbos más utilizados en estos tiempos de crisis sin precedentes, tanto por trabajadores, emprendedores y empresarios que no saben cómo acabaran este 2020 y ni siquiera qué les puede deparar el futuro 2021, algunos ya saben que ni siquiera su proyecto, quizás de muchos años, podrá avanzar, y miran de reinventarse o de negociar las mil formas para seguir a flote en estas aguas inciertas.
Al principio creíamos que se trataría de un corto periodo de tiempo, y todos en la sociedad; individualmente y colectivamente confiamos en que saldríamos más fuertes, más humanos, más conscientes, más empáticos y unidos. Pero a medida que pasan los meses, y que el virus sigue entre nosotros atacando a nuestros seres queridos, a los más vulnerables y lanzándonos un sinfín de pruebas, nos vemos obligados a seguir viviendo con incertidumbre y miedo y viendo como hay personas intolerantes y egoístas que no se toman en serio la pandemia, poniendo en riesgo al resto de la sociedad.
Las empresas desde el principio han sufrido mucho; disminución de ingresos, bajas laborales a causa de la pandemia, teniendo que aislar en algunos casos turnos completos, ERTES, desconcierto, paralización, pérdida de seres queridos y otras, directamente han tenido que cerrar o están a punto de ello.
A nivel psicológico tenemos una gran brecha que reparar. En nuestra sociedad nunca antes se había vivido una crisis sanitaria que paralizara la economía. Somos fuertes para luchar contra crisis económicas como la de 2008, de la que la mayoría salió, con mayor o menor éxito, pero no estamos preparados para sufrir bajas en el “capital” humano. Esta mezcla donde se combina la salud y la economía hace que esté siendo más difícil afrontar el día a día y que las empresas puedan seguir su rumbo sin contratiempos importantes.
Esta crisis nos ha hecho cambiar la forma de ver la vida, la forma de trabajar. El teletrabajo en aquellos lugares donde es posible se ha instaurado, y entre todos hemos intentado mantener a flote la nave, pero hay trabajadores que son esenciales y este capital humano necesario ha estado trabajando desde el principio. Aquí las empresas han tenido que hacer un gran esfuerzo invirtiendo tiempo y dinero en prevención de riesgos laborales siendo muy complicado a principios de la pandemia conseguir el material necesario para garantizar la seguridad. Con los meses nos hemos ido adaptando y como se puede comprobar hemos llegado a crear una nueva normalidad, aunque aún tengamos muchas incógnitas que resolver. En las empresas se ha tenido que remodelar la estructura de los puestos de trabajo, organizándolo todo para que el “ser equipo” se convierta en “mantén distancia”, en el que los buenos hábitos como son el saludo de manos se convierta en un simple gesto con la mirada y con los brazos y en el que la mascarilla se ha convertido en una prenda de nuestro vestuario diario, con la que dejamos de ver esas sonrisas con las que a veces no hacía falta hablar. Ahora es más difícil comunicarse, pero por el bien de todos, esta prenda formará parte de nuestra vida durante un tiempo.
Los trabajadores también están haciendo un gran esfuerzo con el teletrabajo, adaptando sus viviendas y conciliando la vida laboral con la familiar. Todos hemos luchado para conseguir seguir adelante e intentar que no se hundan nuestras economías, por el bien común.
Deberíamos ser menos egoístas, más empáticos, menos derrotistas, más optimistas y hacer todo lo que está en nuestras manos, y en este caso las manos adoptan un papel muy importante para toda la sociedad, las extremidades de nuestro cuerpo son un pilar para derrotar la pandemia. La higiene de las manos se ha convertido en uno de los principales factores para evitar la propagación del virus, por eso limpiarlas bien con jabón y agua o en su defecto con gel hidroalcohólico es muy importante.
Seamos también más responsables, y al menor síntoma no pongamos en riesgo a nuestros compañeros, amigos y familia. Entre todos debemos vencer al virus ya que hasta que no haya una vacuna o un tratamiento él tiene la capacidad de vencernos a nosotros.
La economía es vital para la salud como la salud vital para la economía.